27 Ene El arcano del Ahorcado
Habito la incertidumbre, reflejo el mundo que me rodea. Da este la impresión de un óleo mal resuelto al que le pasamos la espátula con la esperanza de que bajo esta capa de pintura inconexa aparezca algo con lo que podamos construir una obra coherente.
Observo el tarot y lo veo todo reflejado en el arcano del ahorcado. Todo latente, a la espera de que mediante la muerte de todo aquello que fuimos florezca la realidad por la que tanto hemos trabajado.
Bendita paradoja la que pone ante nosotros la superación de la incertidumbre para llevarnos a la certeza, nos hace atravesar la muerte para elevarnos en un parto metamórfico a la vida soñada.
Aunque la falta de consciencia nos impida ver el proceso todo se produce al ritmo que debe producirse, que nunca es el que nosotros deseamos.
El gusano se envuelve en su crisálida y permanece sin que se perciban cambios aparentes. Mientras en el interior actúan las leyes universales, las fuerzas de la naturaleza, y como sí de algo “sobrenatural” se tratara esta se rasga de repente y aparece la mariposa multicolor.
Lo que parecía un trozo de carne sin inteligencia es capaz de no interferir en el proceso químico durante su reclusión y permitir que la vida realice la magia.
Habitar la incertidumbre con confianza, asumir la paradoja de los opuestos, me ha sido soportable en cierto modo al comprender mediante la pintura que la luz se pinta con sombras. Aprendí que las estatuas de yeso se dibujan con un carbón, que las luces cálidas proyectan sombras frías y viceversa. Al ser capaz de “estarme quieto” y no mover la superficie del agua de mi mente, esta me muestra, como un espejo, aquello que la vida me reserva.
Y así el arcano del ahorcado espera paciente la transformación (carta XIII, la muerte) para que el proceso sea lo más fluido posible y aparezcan las herramientas para hacer posible que nuestra vida sea la verdadera obra de arte.
En mi caso el aglutinante y el catalizador es la pintura. Cada uno tiene los suyos propios que debe encontrar, pero son imprescindibles la asunción de la incertidumbre y la paradoja para que esta obra de arte, que es la realidad propia, pueda florecer y justificar nuestra existencia.
Alfredo Sampietro.