La Baraja reproduce a modo de estampas los 22 arcanos mayores y una más que es el reverso de cada carta. Puede ser utilizada como baraja de tarot a quien le resuene o como decoración siendo enmarcadas en el número y forma que a cada cual le interese.
Una parte de los beneficios de este proyecto serán donados a la Asociación Alzheimer Barbastro y Somontano.
Ahora que se derrumban todos los paradigmas que constituyen nuestra realidad, ahora que se diluye el suelo, las paredes y el techo de aquello que parecía inamovible, se abre ante nosotros una nueva encrucijada.
Podemos dejar, como hasta ahora, que nos marquen lo que nos es dado crear y lo que no o hacer uso de la principal ley universal: el libre albedrío, hacer aquello para lo que hemos nacido, generar nuestra propia realidad. Para esto la sabiduría antigua nos ha dejado infinidad de pistas. Una de ellas es el tarot.
El tarot nos indica el camino que es imprescindible recorrer para que seamos capaces de crear aquello que deseamos sea nuestro mundo sin que se vea alterado ni pervertido por las fuerzas que, incapaces de crear, pues carece de esa facultad, pretenden guiar nuestra intención. Desprendiéndonos de las viejas creencias heredadas e inducidas, profundizan en nuestro ser más interno, permitirle fluir y muriendo a nuestro viejo ego, permitirle crear nuestro mundo haciendo real lo imaginado, en definitiva, convertirnos en magos. Ser mago no es un recurso del que tirar en momentos puntuales, sino que consiste en hacer de la vida algo único, algo bello. Hacer de la vida una obra de arte luminosa en la que seamos nosotros quienes manejemos con maestría riendas inspiradas por nuestro “Yo” más profundo. Aceptaremos que toda luz proyecta una sombra como nos enseñó el gentil Caravaggio, igual que toda moneda necesita su cara y su cruz.